En
medio de un pequeño e inhabitable universo llamado “Atacama”, en un lugar que
no es lugar, donde la noches son un poema y las estrellas se tocan con la mano, existe el más maravilloso y desolado escenario donde las mariposas van a
morir. Solas, alejadas de sus flores y la belleza que las rodea, van en busca
de los suyos, sus ancestros que petrificados y resecos bajo el sol del
desierto, se mantienen inertes, apáticos, como traídos de otros tiempos .
El astro rey marca el medio día, en el desierto mi sombra se da un baño, como
una extensa lombriz de oscuridad en un terreno de blanco carmesí. Son cuatro
mil novecientos metros de altura, el oxigeno escasea para un ser de nivel de
mar como yo, el viento deja de golpear la carpa y pretendo encontrar el fósil
(si así se le puede llamar) de un meteorito caído (o extraviado) en nuestro planeta
hace más de 4 mil años.
Voló
por el cosmos por miles de millones de centurias y en un tras decidió venir a la
Tierra, son pocos los locos que se atreven a vivir en medio de la soledad del
altiplano, sólo para encontrarlo, más bien a uno de sus fragmentos.
El
mareo que provoca la altitud y el Sol que rasga la piel no me permitían iniciar
el viaje, fue ahí en que me encontré con un pequeño alado, una mariposa de alas
blancas, amarillas y círculos rosados, un ser tan diminuto que caería en una de
mis uñas.
Fue
como un destello de luz que subía y bajaba frenéticamente hasta que se poso a
mi lado, en una roca que ardía como el infierno.
Dos
cosas pasaron por mi cabeza: Beberá agua si le doy? Y qué salar, río o laguna
hay cerca de donde me encontraba?
La
primera respuesta fue positiva, se poso en un vaso que deje cerca de ella… la
segunda me intrigó mucho más, ya que el salar más cercano (Salar de Atacama) se
encontraba a 240 km de distancia, y ríos ni en broma; de hecho, la ciudad
más cercana era una mina de cobre, donde flores no creo encontrar.
Fueron
algo así como 10 a 15 minutos en que nos acompañamos, con dos intentos de
sacarle fotos, ella no se dejó. Un intento de seguirla, pero la altura y el Sol
no lo permitió. Yo iba en busca de un Meteorito, una
roca colosal y me encontré cara a cara con el ser más pequeño que podría
transitar el desierto, esta experiencia me llevo a pensar (y mucho)…imaginen cuanto
mide una mariposa normal, de 3 a 5 cms,
y el desierto son más de 6 mil metros cuadrados.
Muchas
personas viven creyendo que tienen problemas gigantes, o no se creen capaces de
lograr hazañas… pero aún el más árido de los desiertos es desafiado por el ser
más pequeño y débil de la existencia.
Aquí no cantan gallinas, ni trinan pájaros, la sombra de la noche te congela, el viento y la sequedad lo dominan todo, pero todos los años las mariposas en soledad cruzan el desierto de Atacama buscando sobrevivir…
Aquí no cantan gallinas, ni trinan pájaros, la sombra de la noche te congela, el viento y la sequedad lo dominan todo, pero todos los años las mariposas en soledad cruzan el desierto de Atacama buscando sobrevivir…
No hay comentarios:
Publicar un comentario