miércoles, febrero 22

El jardín de mi abuela




Hace un par de días me tocó estar en el funeral de mi primo, falleció en el mismo instante en que nació, fue enterrado en un cementerio que parecía un jardín enorme, esto me llevó a recordar y viajar en los recovecos de la mente a esa época de niño. 
Sé que lo que contaré no es un destino como los otros, pero es mío... 
El primer sitio en que nació mi deseo de volar fue en la casa de mi abuela, cuando tenía como 6 años, la casa queda muy cerca del aeropuerto de Santiago y desde el patio se podían ver los aviones al llegar y partir, era también un sitio de felicidad.
Su casa era un abrazo con aromas, donde las flores hacían que llover no fuera triste, libre de los despertadores tan temidos. No puedo elogiar nuestra pobreza, pero era entretenida heredando las pilchas de mi hermano, aquella que vistió también a un primo, así fue que aprendimos el secreto de compartir...
En esta casa había un patio con árboles frutales, un ciruelo, una higuera (que guardaba secretos de las noches de San Juan), un almendro, una enredadera que tapaba toda una pared, una huerta con flores que siempre se cortaban el 1 de noviembre, una huerta con porotos sembrados para Santa Rosa, un pasillo de pilares blancos y parras de uva que daban la sombra propicia para comer y cenar en familia, y también había un jardín.
Jardín con rosales que me pasaban en metros de altura y arbustos de mi porte, flores moradas, rojas y blancas, con caminos demarcados de conchas de ostras rosadas. Este espacio es el primero que me ayudó a forjar recuerdos y la imaginación, quizás por eso se me presenta como escenario en sueños, con personas que no conozco y otras que he tenido el agrado de conocer.
De este lugar no tenía recuerdos tristes, hasta que Raquel murió.
Por azares o designios, el día que su cuerpo dejó por última vez su hogar, me tocó cerrar la puerta de una casa vacía sin mi abuela… Nunca he vuelto a entrar
La muerte de mi primo me llevó a recorrer las tardes con ella, que resuena en la mente como una copa vacía en la noche y abraza con su vino destapado...




Nunca volví a encontrar un lugar como la casa de mi abuela.        

2 comentarios:

  1. gracias por el bello recuerdo...mi actual residencia es un recuerdo de aquel frondoso patio, lleno de arboles frutales e higuiera incluido, solo me faltan los almendros, pero mi patio es el reflejo y el recuerdo de aquel de mis abuelos.....ven cuando quieras...saludos

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  2. Hola David soy Yasna

    La verdad desde que el Mateo se fue no me he metido mucho al computador y hoy lei este recuerdo tan tuyo, la verdad que me haz hecho recordar tambien un poco mi infancia eso que atesoramos tanto, en donde todo se traduce a muy buenos momentos.... no digo que no tube malos momentos, pero son los menos... y por ende tienen menos importancia y peso y por eso casi no se recuerdan... son los buenos momentos,recuerdos, de esa infancia compartida, llena de personas y familiares, que van agregando su granito de arena a tu vida, te aconsejan, te quieren, te respetan y por que no decirlo te retan o reprenden tambien jajaja, pero lo mejor cuando uno es niño, son los complices de travesuras y esos son los primos, amigos y compañeros de colegio, que eran los complices de travesuras... me hiciste recordar esa infancia en donde no hay preocupaciones, más que levantarse cada día para ver que se va hacer al día siguiente sobre todo cuando estabamos de vacaciones uffff.... que recuerdos tan bonitos de la infancia, que es tan especial en cada persona, y a la vez es tan distinta en cada uno de nosotros, tambien creo que es el pilar fundamental de nuestras vidas y lo que nos forja para el futuro, la que nos enseña o mas bien nos hace las personas que somos hoy en día, en donde se forjan tambien nuestros sueños a futuro y somos nosotros los encargados de hacerlos realidad o no ....
    Sobre lo del jardin enorme que te hizo recordar, si, es asi, eso era lo que queriamos para Mateo, un jardin enorme donde pudiese jugar libremente y tener tan lindos recuerdos de una infancia feliz... y tambien cuando fueramos a visitarlo no fuera algo triste y diera esa tranquilidad de un jardin enorme lleno de flores...

    Nuestra casa tambien tiene un jardin grande lleno de arboles frutales, flores y animales tambien tiene caminos hechos de pedasos de ladrillos que nos regalo el terremoto, cuando nos boto algunas murallas, no los quisimos botar a la basura como escombros y por eso los pusimos en el patio, formando caminitos que quedaron bastantes bonitos por lo demas y tambien nos protegen del barro en el invierno...
    Bueno David ven cuando quieras a nuestra casa la invitacion esta hecha...
    Y creo que el Mateo se encargo de despedirse o nose si sea esa la palabra correcta, pero dejo algo en cada uno de nosotros, algo especial...

    Bueno espero te encuentres bien un abrazo a la distancia.. y te esperamos cuando quieras....

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