lunes, septiembre 10

sobreVIVA Chile… mierda!



No importa de donde seas ni de que cultura vengas, siempre encontraras tu antípodas en Chile… Somos el país que queda al otro lado de cualquier parte, estamos a los pies, a las espaldas, a la cabeza o frente a cualquier lugar.
Un país de esquina con vista al mar, como algunos dicen. De esperanzas perdidas, recobradas y perdidas otra vez. Donde las promesas son mitad verdad, mitad mentira. Un país tan exitista como pesimista, de folclore agringado, de vino tinto con aroma de Ron. Aquí todo lo contrario vive en “armonía”.
Chile, es una palabra que existe, pero a la vez no existe. No tiene denominación de origen, no es de ninguna lengua, pero es nuestra lengua la que lo pronuncia. Tenemos idioma propio dentro del Castellano, en un continente de habla hispana nadie nos entiende y nuestro acento no se parece a ninguno.
Aquí nunca sabes con que saldrá mañana, si te proteges de la montaña, es el mar el que agarra. Somos un cliché y lugar común; pero de lugares inexplorados, de realidades tremendas e historias ocultas.
Este es un país no-país, en que los más Hijos de Puta pueden surgir y quien se crea honrado vive en la oscuridad. Somos hijos de españoles, mestizos, indígenas, pero no de negros; por eso no pertenecemos a Latinoamérica, pero somos parte de ella.
Chile el país de los poetas, donde nadie lee poesía… este es el país de los viejos amigos, que dejan de ser amigos cuando son viejos. Alcohólicos de ocasión, borrachos de fiestas y sobrios de reuniones.
Aquí es donde las antípodas florecen a la par… y no son excluyentes. Chile es un país como pocos aquí se recibe al amigo cuando es forastero, porque todos los chilenos somos forasteros, no tenemos identidad propia y vivimos buscándola. Es un país largo, pero no ancho. Es de continente, pero lleno de islas. De desierto con hielos eternos.  
Chile es chile, somos pocos… americanos-europeizado, indígenas-agringados, huasos de ciudad, altiplánicos de mar…  pero aunque pocos nos entiendan somos los únicos chilenos del mundo… Viva Chile Mierda!

martes, septiembre 4

Poema "Televidente" versión libre



Aquí estoy otra vez de vuelta 
En el cuarto de mi casa
Tomo a sorbos el té caliente
Frente al televisor apagado
La pantalla refleja la imagen

De la cuchara entrando a mi boca
Y soy el aviso comercial de mí mismo que anuncia nada
a nadie.

En honor a Oscar Hahn

viernes, agosto 31

Diario de un navegante (extracto)




Martes 13
Llegue por la puerta Nº3 y me voy por la 5,  al parecer he ganado algunas cosas que no pensaba tener.

6:15 = Hago la fila la última para no volver… Hasta antes de entrar a la manga veo gente bonita, me da pena saber que no soy de aquí, de este lugar del que siempre quise ser.

8:15= Llego a Quito con un intento frustrado de aterrizaje. Hace un par de días se me ocurrió hacer un libro, de una vez por todas. Es algo que aprendí en Colombia, dejar de pensar en las cosas y comenzar a realizarlas. A ver cuanto dura el impulso.

8:30 = Aún en Quito. Un bebe no para de llorar, en llanto, en pleno llanto la gente parece molesta, como si no hubieran sido niños. Se ha subido un oso panda y una gringa que no supo tomar sol, nada más que valga la pena.

8:50 = Volvemos al cielo.

Estoy escribiendo con el lápiz de la Thais, le debo algo a la brasileña…

11:00 = Llegada a Lima, no me permiten salir del aeropuerto.

12:25 = Sentado en el avión esperando una película, en el asiento de al lado un gringo que parece Marine.

Miércoles 14

06:30 = Llego a Stgo de Chile después de una película más o menos y la conversación con el gringo que ya habla “chileno”, no español… declaro que mi inglés es paupérrimo.

09:25 = Comienzo a desempacar todo, tengo mucho sueño y prefiero dormir.

Jueves 15

Pese a levantarme contento me sentí vació, desde que me vine de Colombia estoy así.
Hoy volví al trabajo y me di cuenta que todo sigue igual, estos jóvenes no evolucionan… de repente en el verano…     

jueves, marzo 22

La magia de San Cipriano


Entre tanto conflicto y abusos de la policía de mi país, por allá… por el fin del mundo. Donde, por no tener dinero ni materias primas, los gobiernos creen que pueden usar su tiranía como les plazca; me acorde de San Cipriano.
Este es un pueblito de unas veinte casas que se miran unas a otras de frente, es una calle más bien, pero perdida en la selva. Resulta que esta gente debió salir arrancando después de una feroz matanza que llevo a cabo las FARC. Los sobrevivientes se ubicaron en San Cipriano, que a todo esto el nombre ya es extraño.
Cipriano fue un  hombre nacido en Cartago (África) era negro como la gente que vive en este poblado, fue “mago” como se le conocería en los tiempos oscuros de la iglesia, escribió un libro con todas sus formulas mágicas. Dice la leyenda que el simple hecho de querer encontrarlo te podía llevar a la locura.
Quizás por eso viene este nombre al pueblo, porque de que esta oculto, lo está.
Para llegar a él es lo entretenido uno debe parar en la carretera de Cali al puerto de Buenaventura y tomar una “brujita”. Ven que la cosa mágica tiene que ver con el nombre.
Las brujitas son motos adaptadas en plataformas de madera que corren por rieles de trenes que han desaparecido. Este viaje dura poco, pero es muy llamativo, uno esta sentado al aire libre mientras te llevan sobre puentes y en medio de una selva que parece observarte con extrañeza.
Cuando uno llega al final del recorrido, debe caminar un poco y atravesar un pórtico (en el cual debes pagar entrada), aquí ya estas en San Cipriano. Como dije una pequeña callecita con sus casas, atrás de ellas un río tan cristalino como la pureza misma. Un afluente que ya se quisieran otros, además el agua es tibia!! Ideal para quienes provenimos de las australes tierras de Chile. Hicimos un recorrido, atravesando el río a pie y pasando por la selva, hasta una cascada maravillosa, algo así como la película “la isla”, pero más pequeña.
El único inconveniente es que el guía nunca nos dijo que este es hábitat de la serpiente coral, una de las más venenosas de América. Recién cuando volvíamos y nos detuvimos a tomar agua de una vertiente nos dimos cuenta que allí estaban, quedo para la anécdota (menos mal).  
El santo tenía, en su libro, una lista de tesoros del Reino de Galicia y de partes de Portugal con locaciones detallas de dónde encontrarlos. Se puede decir que este pueblo también es un tesoro, poco visitado.

Demás esta decir que debe quedar así, casi olvidado, ya que sus habitantes están amenazados de muerte por las FARC, no se les puede sacar fotos ni grabar, sin embargo te atienden como rey…


Si quiere conocer cómo es San Cipriano o vea:


o




 


jueves, marzo 8

El primer paso del hombre... en América


Los viajes más bellos no son aquellos que varían en kilómetros, ni los que dan la sensación de estar lejos de los tuyos. Los viajes que más se aprecian son los que te llevan a viajar en el tiempo.
Partí rumbo al sur de Chile en búsqueda de la historia, un viaje que me llevaría 20 mil años atrás en el tiempo… Monte Verde, el sitio Paleontológico descubierto más antiguo de América; es además el lugar en que los paradigmas cambiaron para siempre.
A uds puede que les hayan enseñado que los hombres viajaron por el estrecho de Bering y que la cultura de Clovis, que vivieron en lo que hoy es EE.UU. fue la primera de América. Lo siento pero no es así, ellos tienen una data de 11 mil años atrás, pero cerca de Puerto Montt el susurro silencioso de una cultura impensada buscaba que la descubrieran.
Pobladores de una zona campestre intentaron cruzar un riachuelo con su carreta, pero sus ruedas se atascaron con lo que parecía un hueso, por azares estos huesos llegaron a la Universidad Austral donde descubrieron que eran animales prehistóricos, al escavar, sólo 3 metros, encontraron una civilización desconocida en los libros de historia.
Un   pueblo que tiene más de 14 mil años de antigüedad, conocedor de las bondades de las hierbas medicinales (hace 14 mil años!!), capaces de construir chozas y sistemas de calefacción, decidieron irse dejando todo para volver, pero no lo hicieron. Poco a poco se perdieron los sonidos cotidianos, con el paso de los años una burbuja de silencioso fango lo envuelve, dejando huesos de animales cazados, construcciones, herramientas y sólo una huella… de un pie humano.
Una huella desde la cual fluye como un viento sordo la historia desconocida de nuestro continente.
Con esto se demuestra que el continente se pobló antes de lo que se creía, la historia escrita por los países poderosos no es cierta, los indígenas tenían relaciones interculturales más allá de lo que uno puede suponer, en Monte Verde encontraron hierbas que existían mil kilómetros al norte, algas que crecen en el Atlántico y piedras de la zona del Chaco, hace 14 mil años intercambiar estos productos debió ser muy diferente a lo que uno se imagina.    
Mientras caminaba por los restos de esta cultura perdida pensaba en cuantos de ustedes saben de esto? Sabían que se descubrió en 1977?... Cuando nada se escucha el mundo se vuelve absurdo, el descuido y desconocimiento de la gente, la falta de políticas de conservación y el poco apoyo en la educación americana para entender que esto cambia la forma de ver nuestra historia, han llevado que este descubrimiento este en peligro de perderse, la zona en que se encontró es un pantano y un riachuelo corre junto a los restos de esta civilización. Cuanto pasará antes que entendamos que la historia de América no es como lo escriben los “poderosos”…        

Lugares como Monte Verde nos demuestra que hasta en medio de los más agrestes terrenos puede brillar una belleza insospechada   

miércoles, febrero 22

El jardín de mi abuela




Hace un par de días me tocó estar en el funeral de mi primo, falleció en el mismo instante en que nació, fue enterrado en un cementerio que parecía un jardín enorme, esto me llevó a recordar y viajar en los recovecos de la mente a esa época de niño. 
Sé que lo que contaré no es un destino como los otros, pero es mío... 
El primer sitio en que nació mi deseo de volar fue en la casa de mi abuela, cuando tenía como 6 años, la casa queda muy cerca del aeropuerto de Santiago y desde el patio se podían ver los aviones al llegar y partir, era también un sitio de felicidad.
Su casa era un abrazo con aromas, donde las flores hacían que llover no fuera triste, libre de los despertadores tan temidos. No puedo elogiar nuestra pobreza, pero era entretenida heredando las pilchas de mi hermano, aquella que vistió también a un primo, así fue que aprendimos el secreto de compartir...
En esta casa había un patio con árboles frutales, un ciruelo, una higuera (que guardaba secretos de las noches de San Juan), un almendro, una enredadera que tapaba toda una pared, una huerta con flores que siempre se cortaban el 1 de noviembre, una huerta con porotos sembrados para Santa Rosa, un pasillo de pilares blancos y parras de uva que daban la sombra propicia para comer y cenar en familia, y también había un jardín.
Jardín con rosales que me pasaban en metros de altura y arbustos de mi porte, flores moradas, rojas y blancas, con caminos demarcados de conchas de ostras rosadas. Este espacio es el primero que me ayudó a forjar recuerdos y la imaginación, quizás por eso se me presenta como escenario en sueños, con personas que no conozco y otras que he tenido el agrado de conocer.
De este lugar no tenía recuerdos tristes, hasta que Raquel murió.
Por azares o designios, el día que su cuerpo dejó por última vez su hogar, me tocó cerrar la puerta de una casa vacía sin mi abuela… Nunca he vuelto a entrar
La muerte de mi primo me llevó a recorrer las tardes con ella, que resuena en la mente como una copa vacía en la noche y abraza con su vino destapado...




Nunca volví a encontrar un lugar como la casa de mi abuela.        

lunes, febrero 13

Isla de Los Muertos


Las historias que construyeron el sur de Chile son relatos de olvido y muerte. No es un lugar común el tratar de explicar esto, ni un cliché que permita darle sentido y emocionalidad a un territorio triste por su naturaleza.
Hace años visite la “isla de los muertos” cerca de Caleta Tortel, esta ubicada casi en la desembocadura del Río Backer - el más caudaloso de Chile y en el cual quieren construir dos megarepresas- . En esta agua, existen un sin fin de historias desconocidas hasta para los mismo habitantes de estas zonas apartadas.
La “isla de los muertos” data de muchos años antes de la “primera colonización de Aysén”. Como lo dice la historia oficial, los pioneros llegaron a mediados de los años 40, cuando en Europa caía el imperio de Hitler, acá, al final del mundo un grupo de familias se instalaban por primera vez (según ellos), reclamando terrenos inhóspitos. Fueron los fundadores de Tortel los que encontraron una isla con 79 cruces en ella, ninguna tenía nombre, ninguna explicaba qué pasó, sólo una cruz decía “1903”.
Cuando quise visitarla me dijeron que sólo se podía navegando el río, me enviaron con un hombre que me parecía sacado de “la divina comedia”, donde Dante describe en “el infierno”  a CARONTE, un hombre que con su bote se lleva a los hombres a la isla de los muertos, para que se vean las caras con Hades. Según la mitología griega era el barquero encargado de guiar las sombras de las almas errantes por el río Estigia. Mi barquero nos guiaba por el río Backer, para visitar estas almas olvidadas.
En los años 90 se descubrió que eran hombres traídos por empresas madereras, olvidados por sus jefes; en esa década se pensó en explotar la isla como punto turístico... pero el río subió de manera intempestiva y se llevó los restos de muchos, sólo quedaron 33 cruces.
Nadie sabe de qué  o cómo murieron, los sobrevivientes nunca contaron la historia, se dice que sólo uno de estos hombre escribió sus memorias en Chiloe, pero ni sus hijos, ni sus nietos quieren dar a conocer lo que allí sucedió.
Han pasado más de 100 años desde la muerte de los 79 y Caronte aún lleva almas a la isla… pero esta vez solo las lleva de paso.



isla de los muertos from LactitudSur on Vimeo.

jueves, febrero 9

Un lugar más allá de los colores


Viajo, desde antes de tener conciencia sobre mi propio ser, vivo los años recordando y descubriendo lugares.  Cada remembranza comienza con una imagen que conjura algo del lugar donde se produjo un encuentro. Algunos de esos lugares pueden localizarse fácilmente en el mapa y otros no. Todos, por supuesto, han sido visitados por muchos otros viajeros. Que creo, también se han sorprendido diciendo: Yo he estado allí. Pero, están esos lugares desconocidos, mucho menos han sido explorado y que están a la mano de cualquiera.
El espacio y las estrellas son un destino difícil de conseguir, la literatura es la herramienta más fácil para realizar un viaje a planetas, galaxias e incluso astros que aún no conocemos.  Quien haya leído a Isaac Asimov o Julio Verne sabrá de lo que hablo. Tal vez, son los ojos de una novela, la única manera que permite al cerebro tocar delicadamente las visiones de otro.
      Hace años estuve en Paranal, el observatorio astronómico más importante del sur de este mundo.  Enclavado en el desierto a un metro del cielo, donde todos, y digo con propiedad todos!, los rincones del Universo se dejan ver. Son tres grandes telescopios, que despiertan de su letargo con cada atardecer, es un espectáculo digno de la ciencia ficción. Máquinas gigantes cobran vida, olvidando a los hombres que las operan, para escudriñar el cielo infinito. Abajo, un grupo de científicos viva bajo tierra, en una ciudadela con árboles, piscina, río y habitaciones, como topos que no deben dejar escapar ni un haz de luz, para no entorpecer el trabajo de Paranal.

     Mucho tiempo antes yo había sufrido la decepción al mirar al cielo como lo hizo Copérnico o el mismo Galileo, pensando que lo colores de las estrellas, los anillos de Saturno y el rojo Marte me asombrarían… no fue así, resulta que la luz que reflejan es tan sutil que cuando entra en la atmósfera terrestre, todo se vuelve blanco y negro.

     Un astrónomo me dijo: “mijo ud está errando la concepción de lo que tiene en sus ojos, mire que creer que es todo de a colores!. Esto es como el cine, lo que ud vio fue el cine mudo, al igual que los primeros que miraron al cielo, fuiste parte de los espectadores que vieron la ´llegada del Tren`. Deberías sentirte privilegiado, somos casi 7 mil millones y ni la decima parte ha visto los planetas que nos rodean”.

     Cuanta razón tenía este viejo zorro.  En Paranal conocí los telescopios más grandes que la humanidad haya construido, estuve en el corazón mismo de ellos y pude ver in situ las fotografías que allí se toman del Universo. Que distinto es tener cine en HD. Sin embargo, se pierde la magia y el romanticismo de aquellos cazadores de cometas y aventuradores de el espacio infinito. Acá los científicos piensan en números, todo se calcula y las máquinas hacen su trabajo, sólo al final de la jornada se puede ver el resultado (y entiéndase jornada por meses de investigación).

      Pese a todo, me quedó con la primera experiencia, con el telescopio que cae en una maleta, con ver las estrellas y planetas como los primeros, con visitar ese lugar en el que nuca estaré, pero del cual puedo decir que estuve allí.  

Un libro para leer si gustan de las estrellas: “Cosmicosas” de Italo Calvino.

PD: Hace un par de días vi una serie colombiana “Tomás, Alba y Edison”, en el que un niño miraba las estrellas con un telescopio y desde más allá de las estrellas, en un pequeño planeta un niño, extraterrestre, hacia lo mismo devuelta. Ambos se saludaron… Hoy después de haber visitado y hablado con tatos científicos me parece imposible, pero en un momento de mi vida siempre creí que podía ser capaz. Sera por eso que me hizo sentido. 









Telescopio por dentro, así son en realidad


  cerro Paranal


lunes, enero 30

Cementerio de mariposas


En medio de un pequeño e inhabitable universo llamado “Atacama”, en un lugar que no es lugar, donde la noches son un poema y las estrellas se tocan con la mano, existe el más maravilloso y desolado escenario donde las mariposas van a morir. Solas, alejadas de sus flores y la belleza que las rodea, van en busca de los suyos, sus ancestros que petrificados y resecos bajo el sol del desierto, se mantienen inertes, apáticos, como traídos de otros tiempos .
El astro rey marca el medio día, en el desierto mi sombra se da un baño, como una extensa lombriz de oscuridad en un terreno de blanco carmesí. Son cuatro mil novecientos metros de altura, el oxigeno escasea para un ser de nivel de mar como yo, el viento deja de golpear la carpa y pretendo encontrar el fósil (si así se le puede llamar) de un meteorito caído (o extraviado) en nuestro planeta hace más de 4 mil años.
Voló por el cosmos por miles de millones de centurias y en un tras decidió venir a la Tierra, son pocos los locos que se atreven a vivir en medio de la soledad del altiplano, sólo para encontrarlo, más bien a uno de sus fragmentos.
El mareo que provoca la altitud y el Sol que rasga la piel no me permitían iniciar el viaje, fue ahí en que me encontré con un pequeño alado, una mariposa de alas blancas, amarillas y círculos rosados, un ser tan diminuto que caería en una de mis uñas.
Fue como un destello de luz que subía y bajaba frenéticamente hasta que se poso a mi lado, en una roca que ardía como el infierno.
Dos cosas pasaron por mi cabeza: Beberá agua si le doy? Y qué salar, río o laguna hay cerca de donde me encontraba?
La primera respuesta fue positiva, se poso en un vaso que deje cerca de ella… la segunda me intrigó mucho más, ya que el salar más cercano (Salar de Atacama) se encontraba a 240 km de distancia, y ríos ni en broma; de hecho, la ciudad más cercana era una mina de cobre, donde flores no creo encontrar.
Fueron algo así como 10 a 15 minutos en que nos acompañamos, con dos intentos de sacarle fotos, ella no se dejó. Un intento de seguirla, pero la altura y el Sol no lo permitió. Yo iba en busca de un Meteorito, una roca colosal y me encontré cara a cara con el ser más pequeño que podría transitar el desierto, esta experiencia me llevo a pensar (y mucho)…imaginen cuanto mide una mariposa normal,  de 3 a 5 cms, y el desierto son más de 6 mil metros cuadrados.       
Muchas personas viven creyendo que tienen problemas gigantes, o no se creen capaces de lograr hazañas… pero aún el más árido de los desiertos es desafiado por el ser más pequeño y débil de la existencia.

Aquí no cantan gallinas, ni trinan pájaros, la sombra de la noche te congela, el viento y la sequedad lo dominan todo, pero todos los años las mariposas en soledad cruzan el desierto de Atacama buscando sobrevivir…

martes, enero 17

El hombre del olvido




Cada experiencia que tenemos nos deja una huella, aunque a veces no las podemos ver, sin embargo, hay personas que nos pueden mostrar siglos de enseñanza en su piel, como tatuajes incrustados en las arrugas que agrietan el rostro. Este era el caso de Don Cristóbal. El único habitante de Puerto Cristal.
Vivió sólo durante 15 años junto al lago General Carrera, lo conocí hace dos y me di cuenta que no sólo era un viejito bueno para conversar sobre su historia, sino que representaba mucho de lo que me afecta.
Este puerto ha sido el lugar más inhóspito al que he llegado, en plena Patagonia y después de hora y media de navegar se puede llegar a un embarcadero destruido, la ciudad en silencio y el viento que arremolina los árboles hacen compañía a Cristóbal o “Piedrita Azul”, que era su apodo… Fue minero toda la vida y hasta hace algún tiempo mantenía la ciudad en pie a la espera que algún día los habitantes de Puerto Cristal volvieran por él.
 Este pequeño hombre de no más de metro cincuenta representa, para mi, el “Hombre Ilustrado” del cual escribió Bradbury, nos dice que en los tatuajes del cuerpo, de ese hombre, se pueden ver montañas y ríos, las cicatrices del tiempo, incluso se pueden escuchar murmullos de voces; planetas estrellas y soles, se extienden en una vía láctea dibujada sobre su pecho.  El escritor mexicano Alberto Ruíz Sánchez, dice que nada se sabe y nada sucede que no esté escrito de ante mano sobre el cuerpo. Bastaba con ver su rostro para saber su final.
Cristóbal  murió solo, en el concepto de soledad que ninguno de nosotros podemos imaginar, aislado, sin una persona que lo pudiera ayudar, sólo las almas de sus compañeros que deambulan por la ciudad.
Al entender que había muerto, justo antes de que volviera a verlo me vino a la cabeza el cuento de Salvador Elizondo “la historia según Pau Cheng”. Donde un Filosofo llamado Pau Cheng se internó por las calles de una ciudad, a través de una ventana vio a un viejo sabio lanzar una bocanada de humo azul, era un escritor, sobre la mesa estaban las páginas de un cuento, en él estaba escrito que el viejo sabio era un recuerdo de Pau Cheng, el escritor tomó las páginas de su cuento y leyó las palabras: “si ese hombre me olvida, moriré”…
Muchos viajes nos llevan a conocer personas y personajes que a veces nada dejan o si logran forjar una huellas en nuestra memoria, tienden a empolvarse tras la postal de la naturaleza.  Me encantaría ser como el personaje “Fundes el memorioso”, escrito por Borges, un hombre que era incapaz de olvidar.
… Si pudiéramos ver los tatuajes invisibles de nuestro cuerpo , no tendríamos pena…